Una fiesta de cumpleaños real

Hoy asistimos a una fiesta de cumpleaños «real» e incluso añadiría «unisex».

Llega un pedacito de la celebración del cumpleaños de «Prinzessin S» y este año es más «princesil» que nunca. Comparto contigo algo de su fiesta en este día tan especial porque me parece ideal una de las ofertas que existen en nuestra querida ciudad alemana para organizar fiestas de cumpleaños para niños originales y únicas.

Una de las cosas que más me gusta de los niños de edades tempranas es que juegan indistintamente del sexo al que pertenecen. Pero no puedo evitar sonreír cuando un niño en un cumpleaños de una niña algunas veces pone cara de «esto es demasiado rosa».

Este año hemos descubierto una forma de celebrar el cumpleaños que encanta a todos, tanto a niños como a niñas. Y el protagonista es un verdadero príncipe o, en nuestro caso, «Prinzessin».

Kinderreich: fiesta de cumpleaños en el castillo

Eso sí, lo más especial el día de su cumpleaños y con lo que más disfruto es preparando su desayuno de cumpleaños. Esta vez era sábado y podíamos incluso disfrutarlo con papi!

Si me conoces de hace algún tiempo sabes lo mucho que disfruto con desayunos y pasteles, así que te puedes imaginar lo que disfruté preparando la mesa ese día.

Desayuno de cumpleaños

La corona la hice a juego con las invitaciones de cumpleaños que entregamos a sus amigos.

Y el pastel es la receta del Schokokuchen Gugelhupf pero en esta ocasión con decoración especial.

Ahora sí, vamos a la fiesta!!

En el castillo de Ludwigsburg organizan fiestas de cumpleaños para niños denominadas Kinderreich. En la web oficial del Kinderreich podrás encontrar los detalles de lo que se puede contratar.

Básicamente presumen de que se puede disfrutar de lo que normalmente en un museo estaría prohibido. Todo se puede tocar!! Vestidos, collares, pulseras, sombreros, juegos, camas, tronos,…

Una Museumspädagogin especialmente formada para la ocasión acompaña y guía a los niños en todo momento. En nuestro caso éramos un grupo de 11 niños con 2 adultos. Nos convertimos en padres de 11 niños por unas horas!

Los niños tenían entre 4 y 10 años.

Primero de todo al reunirles les enseñan la estancia. Al entrar hay un vestidor, la sala de baile y recepción con un trono increíble y una habitación con cama y sala de juegos. Mientras les explican lo que se halla en el vestidor todos esperan atentos en una mesa tocador. Hay vestuario para niñas y para niños. Ellas de princesas y ellos de príncipes o soldados.

También todo tipo de complementos, desde collares y pulseras hasta pelucas, gorros, sombreros y coronas. Cada niño podrás escoger el diseño que más le guste y ponérselo.

Tras vestirse, e incluso las niñas poder maquillarse, pasarán a la zona de juegos y habitación para poder saltar en la cama {sin zapatos, eso sí}. Y estirando un tirador secreto podrán escuchar distintos cuentos.

Todos los detalles están pensados. Me hizo hasta gracia ver hasta un orinal!

Luego se pueden hacer distintas fotos en el trono y los peques le cantarán al «Geburtstagskind» {cumpleañero} las canciones de cumpleaños. Luego él o ella podrán pedirse deseos como si de una verdadera princesa se tratara. Y le serán concedidos.

Puede incluso consultarse la historia de la época.

En el comedor «real»

Una de mis partes favoritas fue conocer las formas en las que una princesa y los personajes de la época se comportaban en la mesa.

Antes de sentarse todos se ubicaban detrás de la silla. Cada uno contaba con un sirviente a su lado. El sirviente de la reina o de la princesa era el primero en retirar la silla para que ésta se sentara. Una vez la princesa se había sentado podían sentarse todos los demás, ayudados por los sirvientes.

Y todo funcionaba del mismo modo: primero se servía a la princesa. Cuando ella había bebido, podían beber los demás. Puede parecer anticuado o incluso algo arrogante, pero considero que es una bonita señal de respeto a una autoridad.

Visita al teatro real

Y una de las grandes atracciones es poder formar parte de los protagonistas en una obra en el teatro real, el teatro del castillo.

Es una verdadera obra de arte. Además, nos enseñaron «las entrañas», desde donde hacen que funcione todo. Desde cambiar los escenarios hasta crear el sonido de la lluvia, emitir rayos y retumbar truenos!

Y finalmente escogimos el «Cafe» que hay justo al lado dentro del propio castillo para llevar a todos los niños a comer y soplar las velas y abrir los regalitos juntos.

Un día «realmente» intenso en el que disfrutamos como nunca grandes y pequeños.