Freitag, Kaffee und Kuchen: vecinos felices

Cada viernes en el blog tomamos juntos un «Kaffee und Kuchen» virtual, en el que compartimos lo más destacado de la semana, nuestros planes para el finde o lo que nos apetezca contarnos.

¿Coges tu taza y te unes al café?

Si nos estuviéramos tomando un café juntos te contaría…

… que visto que está a puntito de comenzar el Adviento, ya nos hemos puesto manos a la obra con algunas delicias navideñas. Siempre me gusta probar alguna receta nueva de «Plätzchen» {galletas navideñas alemanas}. De hecho, hay tantas variedades que se necesita más de una vida para probarlas todas {y parte de la otra para que tu cuerpo vuelva a su estado natural}.

Esta vez nos decidimos por estas deliciosas «Nougatkipferl» que te traigo hoy para nuestro café. De hecho estoy pensando en preparar un post con la receta para la sección «Aprendiendo alemán en la cocina«, puesto que es facilísima y salen taaaan ricas…

Si nos estuviéramos tomando un café juntos te contaría…

… que ayer compartí una imagen que me hizo darme cuenta de algo importante. La publiqué en mi página de Facebook e Instagram.

Lo que compartí eran unas galletas con las que mi vecina estaba experimentando para preparar sus especialidades navideñas. Ella llama a mi puerta y me las trae para que las probemos a ver qué tal han salido. Y yo, te puedes imaginar que no le puedo decir que no.

Si me sigues desde hace algún tiempo de sobras conocerás a mi vecina. Algún día te la tengo que presentar, pero lo que me vengo a referir es que nos obsequia con un montón de cosas ricas.

Diría que soy la envidia sana de medio mundo por lo bien que nos trata. Y es que, estando en un país que no es el tuyo, donde hablan una lengua que no es la tuya y sin tu familia, encontrarte con personas fantásticas que viven a tu lado es lo mejor que te puede suceder.

Cuando comparto algo que nos ha traído mi vecina, la reacción suele ser siempre la misma:

¡Eli! ¡Yo también quiero unos vecinos así!

Y esto me ha hecho reflexionar.

Todos estamos alarmados por lo sucedido estos días en el mundo, concretamente por los atentados en París.

Eli, ¿y esto ahora qué tiene que ver?

Para mí mucho. Porque podemos querer tener un mundo feliz, pero nos parece que todo nos queda lejos y no podemos hacer nada. ¿Cómo que no podemos hacer nada? Podemos hacer feliz nuestro día a día. Nuestra vida cotidiana. Contagiando felicidad.

Lo que no te he contado todavía es lo que nosotros también hacemos por ella, por ellos. Por nuestros vecinos. Porque siempre me gusta más compartir lo que ellos hacen por nosotros, para agradecérselo de forma infinita.

Pero, claro está, nosotros también pensamos en ellos e intentamos sorprenderles y alegrarles cada día. Con una visita, con un detalle, recogiéndoles el correo cuando no están, regando las plantas cuando se ausentan, compartiendo nuestros pasteles, etc.

No hace falta que todos lo hagamos de la misma forma, cada uno puede escoger lo que más ilusión le haga. Pero siempre es importante DAR antes de pensar en recibir.

Al fin y al cabo, todos somos vecinos. Vivamos donde vivamos. Y todos queremos ser felices. ¿Y dónde está la felicidad? La felicidad podemos encontrarla en las cosas más cotidianas. Y, sobre todo, en hacer feliz a alguien. Cuando hacemos feliz a alguien nos sentimos inmensamente felices.

Por eso soy partidaria de seguir intentando hacer cada día un poquito felices a mis vecinos. Y te animo a que tú también lo hagas. Si mostrásemos un poco de solidaridad, de nuestra amabilidad, ojalá se expandiera por todo el mundo y fueramos todos un poco más felices, cada día.

Si nos estuviéramos tomando un café juntos te contaría…

… que no quiero despedirme si agradecer todas las palabras de cariño que estoy recibiendo tras ofrecer el sorteo por el tercer aniversario del blog. En el que, por cierto, aún estás a tiempo de participar.

¡Feliz fin de semana! Ein schönes Wochenende!

Si nos estuviéramos tomando un café juntos… ¿Qué me contarías?